Alejandro Robaina fue considerado una leyenda viva en el mundo del tabaco premium y los puros cubanos. Apodado el “Rey de Vuelta Abajo”, Robaina fue propietario de una de las vegas más reputadas de Pinar del Río, la región cubana por excelencia donde se cultiva el mejor tabaco para elaborar habanos.
La finca de Robaina llevó el orgulloso nombre de “VegaFina” y permaneció en manos de la familia por generaciones desde 1845. Alejandro heredó los conocimientos y secretos del cultivo del tabaco de su padre, también conocido como Alejandro Robaina. En 1997, su cosecha fue nombrada la mejor de Cuba.
El tabaco Robaina se caracterizó por sus hojas finas y aceitosas, que aportaron un sabor y aroma incomparables a los habanos. Las marcas más prestigiosas como Cohiba, Montecristo, Romeo y Julieta o Partagás utilizaron tabaco cultivado por Robaina en algunas de sus vitolas más exclusivas.
Pese a su avanzada edad, casi 90 años, Alejandro siguió participando activamente en los procesos del cultivo del tabaco hasta su muerte en 2010. Su finca en Pinar del Río recibió miles de visitantes y fue parada obligatoria para los aficionados del habano de todo el mundo.
Este productor cubano fue uno de los últimos representantes de la vieja escuela de cultivo artesanal del tabaco. La calidad de sus cosechas y su enorme legado lo certifican como una de las figuras más respetadas en torno al mítico tabaco cubano.
